ASI NACEN LOS CUENTOS

LA MAGA DE LOS COLORES


En aquellos días un barco propulsado con cien mil alas de mariposas, fue el primero en deslizarse por las aguas del recién inventado mar… y en él sólo una tripulante, una maga, la  de los siete colores.
El viaje que ella estaba iniciando, tenía un propósito maravilloso, recolectar nuevos colores, para pintar un nuevo mundo.
El primer color que le gustó fue el del sol y creó el amarillo; luego unos peces brillantes que nadaban a su alrededor, le regalaron el naranja;  al final del día, al ver el sol esconderse en el horizonte, le gustó y lo llamó: rojo; después de eso se quedó dormida pero al amanecer miró el color del agua del mar y quiso tenerlo, así que lo llamó verde;  era tan lindo que se quedó hipnotizada mirándolo y de golpe a la tardecita el mar había cambiado de color y supo que ese se llamaría azul.
Cuando se hizo de noche se fue a descansar arriba del mástil… y desde allí arriba vio algo que nunca había visto… un animal gigante nadaba debajo del barco, a veces se asomaba a saludar y la maga se dio cuenta que era una ballena… a su color lo bautizó, índigo.
Ahora sí, tenía todos los colores, entonces dirigió el barco a la isla más cercana y cuando por fin la vio, pensó  “porqué no puedo tener un color más?” y sumó a su ramillete de colores el violeta que reflejaba la isla.

Feliz con sus siete colores, la maga empezó a pintar, cuántas cosas cambiarían y cuán feliz sería al ver todo con ojos de otros colores…y mientras sonreía contenta, chocha como una bizcocha, se iba bailando por la playita, …soltando las amarras de su barco con cien mil alas de mariposas, que comenzó un viaje diferente sin pasajeros, solo…solo.

MARÍA FERNANDA GUTIERREZ






SOMBRERO DE CAMINAR


Para caminar por el cielo, no hacen falta muchas cosas, sólo desearlo.
Tal vez piensen que esto no es suficiente, pero si yo les dijera que hasta los árboles caminan en el cielo, sin duda se animarían. Aunque debo confesarles algo… hace algún tiempo alguien con su espada cortó los pies de muchos  y por eso hoy vemos tan pocos árboles caminadores, ya que hasta los que aún tienen sus pies bien puestos, no se animan a usarlos.
Pero en medio del gran bosque de abetos, vive la princesa Alma, quién dejo su reino, cuando descubrió la sabiduría del bosque… ella pidió que sus pies se convirtieran en raíces profundas y suaves para quedarse allí, con sus hermanos los árboles.
Ella nos enseño que algunos seres, deciden vivir vidas diferentes, tan diferentes, que sólo un cuentacuentos podría contar como una verdad absoluta.

MARÍA FERNANDA GUTIERREZ




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