miércoles, 10 de febrero de 2016

HISTORIAS QUE SE CUENTAN, SE TOCAN Y SE VEN

En el inicio de este año, seguimos poniéndole lana a las historias; y sigue ocurriendo en el andar que el placer asoma un ojo, se despereza, se acomoda calentito entre las páginas tejidas, observa colores, busca un almohadón grande, mullido cerca de una ventana y se sienta a provocar en todos las ganas de quedarse hasta el final del relato que cuenta ese LIBROSCOPIO.






El libro es la caja de Pandora que nos llevará a mundos insospechados.

¿Qué mundo agradará a cada visitante de un libro?

Sin duda miles de mundos querrán ser descubiertos, tal vez deseemos leer cosas muy diferentes para conocer cada uno su mundo; y en esas diferencias, hasta podríamos preguntarnos si TODOS DESEAMOS LEER.

El vértigo y la urgencia no suelen ir de la mano con el placer. Si nos internamos en esta palabra que es la que nos llevará de la mano plácidamente hasta el deseo del encuentro con el libro, podríamos recordarla como aquello agradable, satisfactorio y alegre que nos regocija, pero si además sumamos ese otro significado que pocos recuerdan: PLACER, “banco de arena llano y extenso en el fondo del mar donde se depositan partículas de oro u ostras perleras”… entonces todo podrá tomar otra dimensión.


Aceptemos que la recuperación del instante de placer que nos provoca una lectura, debe ser rescatado, recordado, nos lleve el tiempo que nos lleve, y que “apuesto un banco de arena lleno de ostras perleras”, no será tanto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario